Por: Pedro Bolaño
En un mundo que busca reconectar y recuperar el contacto humano, conversar con Luz Myriam Polo es un acto de sanación en sí mismo. Esta destacada realizadora audiovisual, gestora, especialista en formulación de proyectos, artista, promotora de lectura y mediadora de saberes ancestrales ha convertido su vida en su obra más importante, demostrando cómo el arte puede ser una poderosa medicina para el alma.
La Bahía Interior: Raíces de una Visión
Luz Myriam Polo nació en Cartagena de Indias, pero con tan solo nueve meses su familia se trasladó a Santa Marta. Vivió en el cerro Punta Betín, frente al mar, un entorno que marcó profundamente su perspectiva artística. «El hecho de estar aislados nos hacía mirar mucho hacia el interior», recuerda, «pero también mirábamos hacia afuera, a esa bahía de Santa Marta donde estaba el resto del mundo». Esta dualidad forjó su carácter: una artista que ama la comunidad, pero necesita del silencio creativo para dar a luz sus proyectos.
Inspiración y Dolor: Un Camino de Sanación
Su inspiración más profunda proviene de las personas y sus procesos humanos, especialmente aquellos relacionados con el dolor. Lejos de rehuirlo, Luz Myriam lo abraza como un maestro. «El dolor me ha hecho una invitación a transitar por caminos que no habría podido transitar de otra forma», afirma con serenidad. Su arte se convierte así en una declaración personal, una forma de compartir la medicina que la ha sanado: las artes y la Madre Tierra.
La Mujer que Nutre y la Ciudad que Sana
Cuando se le pregunta por la identidad de la mujer caribe, Luz Myriam trasciende la biología para hablar de energías. «Dentro de cada uno de nosotros hay un matrimonio, la unión sagrada de una célula masculina y una femenina que hay que cuidar». Para ella, el arquetipo femenino se manifiesta en el acto de nutrir. «Una cocinera es en realidad una médica», explica, «está nutriendo un legado, una tradición, un cuerpo».
Esta visión se expande hasta abrazar a la ciudad entera. «Santa Marta es una ciudad femenina, hospitalaria, una ciudad de sanación. Quien llega de afuera, llega aquí a sanar». Para ella, la mujer caribe nutre y multiplica lo que aprende, ya sea al investigar o al expresarse. Por eso, concluye, invertir en el desarrollo de la mujer es nutrir a toda la sociedad.
El Arte Vivo: Diálogo, Ciencia y Comunidad
Su método creativo es una multiplicidad de rituales basados en el respeto, el orden y la libertad. Desde saludar el alma de una casa hasta llamar a las personas por su nombre, cada acto es un reconocimiento del otro. Esta filosofía transformó su visión del cine. «Al principio de mi carrera, concebía el cine como un proceso unidireccional, una simple transferencia del realizador al consumidor”, confiesa. «Hoy, gracias a la tecnología y al trabajo comunitario, siento el cine como un arte vivo que se crea con y para la comunidad».
Un Consejo para el Presente: Eres Artista

Su trabajo con la infancia es quizás el pilar de su legado. «Le repetiría a cualquier niña lo que le digo a mi hija cada día: eres creativa, eres capaz, eres una genia». Con convicción inquebrantable, nos recuerda: «Los niños no son solo el futuro, también son el presente. Son ciudadanos que merecen respeto y ejercer sus derechos culturales ahora». Su mensaje se expande y nos abraza a todos: «Todos somos artistas, somos seres creativos porque somos hijos del gran Creador. El éxito más grande no está en la expectativa futura; es disfrutar la cotidianidad: el oxígeno, el sol, el café con un amigo. Vivir es el gran éxito».
La Invitación a Crear
Luz Myriam Polo nos deja con una tarea hermosa: la de crear nuestra propia vida. «Ten la certeza de que eres artista. Estás llamado a crear. Me fascina estar compartiendo el mundo contigo». Y añade: “Canta, pinta, danza, no esperes que alguien te elogie para canalizar los mensajes que Dios quiere traer al mundo a través de ti”. Con esta bendición, nos invita a disfrutar del proceso creativo y a encontrar la sanación en el arte, la relación con la naturaleza y la conexión humana.